domingo, 30 de mayo de 2010

El Corazón del Imperio

Son los Siglos XV y XVI. La Reconquista cristiana contra el pueblo musulmán en la tierra de Hispania está por finalizar, el califato una sombra de lo que fué al comenzar el milenio.  Hay varios reinados en la península, cada uno gobernado por su propio rey o reina.  El más importante de estos reinos es el que reune a las dos zonas más potentes, Castilla y León, territorio de avances y retrocesos, fluctuante frontera con el enemigo del norte de Africa.  Y su futura reina, es Isabel, le genial estratega, que sería conocida como La Católica.

Una hora al norte de Salamanca llego a la ciudad de Zamora.  Hay un par de decenas de iglesias románicas del Siglo XII, y un castillo defensivvo donde convergen sus murallas.  Pero es el Duero el que me llama la atención.  No parece un río más, es de hecho el límite con otras tierras. Más allá, donde hoy se encuentra Salamanca, antaño era la zona denominada Extremaduras (la moderna Extremadura se encuentra efectivamente al sur de Salamanca y es la actual zona "fronteriza" desde el punto de vista económico).

Zamora y el río

Cuando dos días más tarde parto hacia el Este, me doy cuenta que la ruta bordea al río en muchos lugares, siempre desde el lado norte, hasta llegar a Valladolid.  La siguiente es la vista desde el centro histórico del pueblo de Toro, en el camino:

Vista desde Toro hacia el sur

El Duero aquí hace una curva pero luego seguirá su transcurso de Este a Oeste.  En estos campos, desde la colina de donde saqué esta foto, Isabel y su marido, el rey Fernando del Reino de Aragón, observaron como sus ejércitos primero eran derrotados en Julio de 1475 y finalmente en Marzo de 1476 vencían al Rey de Portugal, que pretendía hacerse de la corona de Castilla al haberse casado con Juana, la hermana de Isabel.  Todo este período histórico está plagado de este tipo de reyertas basadas en discusiones "familiares".

Lo importante para nosotros es que una vez finalizada esta guerra, fue firmado entre los monarcas en 1479-80 el Tratado de Alcacovas-Toledo, que dividía al mundo en una parte Norte y una Sur, dejando Fez (y Africa) mayormente en manos de los portugueses, y repartía las islas atlánticas entre las dos potencias.  Esta situación de tensión contínua entre vecinos con lazos de sangre directos (que fueron creados solo por cuestiones políticas, claro) provocó que unos años más tarde, al enterarse los portugueses de ciertos territorios descubiertos por un tal Cristóbal Colón, exigieran de los Reyes Católicos la firma de un nuevo tratado en 1494, esta vez dividiendo el mundo entre Este y Oeste con una línea meridiana.

Luego de despedirme del dueño de la Cafetería Imperial, que me cuenta historias del pueblo mientras bebemos un excelente vino tinto de Toro, tomo el bus para continuar mi camino hacia el Este.  Media hora más tarde, estoy nuevamente observando el Duero desde otra terraza.  A mis espaldas una vieja casa renovada alberga un pequeño museo y ostenta una placa conmemorativa en su fachada:

En un pequeño pueblo de la meseta Castellana se decidió nuestro futuro

La existencia del Brasil (y por ende del Uruguay mucho más tarde) dependen de lo ocurrido en un pueblo llamado Tordesillas, al que no parece dársele ninguna importancia.  Es un pueblo bastante agradable, sobre una colina frente al río, con dos o tres museos, una pequeña plaza Mayor, y un convento donde pasó encerrada la mayor parte de su vida la hija de Isabel, la tristemente célebre Juana la Loca.  La copia firmada por el Rey de Portugal está archivada en Sevilla, donde todos los documentos que conciernen a "las Indias" se guardan, pero un fascimil tiene en mí el mismo efecto.  No sé porque no es un lugar de importancia para los españoles actuales, pero desde mi paso por Salamanca siento que la conquista y explotación de Latinoamérica no es un tema que nadie quiera explorar, ni la gente en la calle ni los museos y folletos oficiales.  De alguna forma se construyeron esas fachadas alucinantes, de algún lado salió el dinero para esos castillos, murallas, palacios, y miles de obras de arte.  Para la España moderna nuestro subcontinente es el lugar de donde salen algunos de los inmigrantes que hacen los trabajos que nadie más quiere hacer.  De la conquista nada, y de los lamentables 1990s, menos aún.

A media hora de Tordesillas se encuentra el pueblo de Medina del Campo.  Este lugar poseía 20.000 habitantes en el Siglo XVI, y el mercado más grande del sur de Europa de esos tiempos.  Isabel la Católica eligió a Medina como su lugar de residencia habitual, y siempre solía volver a él.  Alrededor de su Plaza Mayor se establecía la corte itinerante con hasta 1.000 miembros, y el comercio de todo tipo de mercancías, incluyendo operaciones financieras y pinturas exquisitas florecía bajo la mirada de la reina.  A veces la corte se establecía en el Castillo de la Mota, el núcleo del pueblo original:
 
El imponente castillo mudejar De La Mota observa al pueblo nuevo desde la colina

Su otro lugar de residencia era un palacio en el centro del nuevo pueblo, a donde Colón acudió para organizar su fatídico tercer viaje, del que volvió en cadenas.  Isabel enfermó en 1504  y luego de redactar cambios a su testamento, que ordenaba su suceción y toda clase de cuestiones políticas, murió en este lugar en Noviembre de 1504.
Aquí murió Isabel, y mucha gente debe sentir la necesidad de acostarse en esta cama (que, lamento desilusionarlos, no es la original).

A cuarenta minutos de distancia en bus, al norte del Duero, me esperaba la capital imperial de la época, actual capital de Castilla y León, una, sino la más grande de las zonas administrativas de la Unión Europea.  Unos cien años más tarde, en 1606, la capital del Imperio sería transladada a Madrid, y la ciudad de Valladolid y los pueblos de los que acaban de leer dejarían de ser el centro de Hispania. Increíblemente, la Catedral de Valladolid quedaría a medio hacer por siempre, y hasta el día de hoy parece uno de nuestros infamos elefantes blancos en el medio de una ciudad de 300.000 habitantes, siempre presentes para recordarles que no serán nunca la cabeza de un Imperio global donde no se ponía el sol. 

Los vallisoletanos ahogan sus penas en abundante alcohol, todas las noches.  La vida nocturna castellana está desgastando en demasía a éste cronista.  Alguien tiene que hacer el sacrificio.

Notas al margen:
  • Los españoles beben alcohol en demasía.  No entiendo como semejante hábito sumado a los ingentes cigarrillos que fuman pertenecen al mismo país que ostenta una de las esperanzas de vida mayores del planeta.  Algo aquí no funciona.
  • La vista de una calle está limpia de cables cubriendo el cielo. Todo el cableado de electricidad, telefonía y cable pasa por debajo del suelo.  Es  una de las mejores cosas que hicieron con el dinero de la Unión.  El resultado es apreciable pero sutil, influye en el estado de ánimo sin que uno se dé cuenta.
  • El nivel de vida del español promedio es elevadísimo para nuestros estándares.  O sea, diga lo que diga "Clarín", los españoles están a años luz nuestro. No hay forma de comparar la situación entre España y Argentina.  El día que puedan retirar su bicicleta del puesto automático y rueden hacia su trabajo por una de las tantas ciclovías atravesando parques como el que sigue, ahí me avisan y comparamos.
Próximamente en su mesa o paripollo del barrio

Me despido por hoy, con un ¡Felices 200 años para todos los Argentinos!

viernes, 28 de mayo de 2010

El Paraíso Estudiantil y la modorra estatal

¡SALAMANCA!

Erasmus es un programa para estudiantes Europeos en los ultimos cuatrimestres de sus estudios. Por medio del programa se lograría una mayor conexión del estudiante a otras zonas de Europa fuera de la suya, y este adquiere experiencia en vivir lejos de su hogar en un país extranjero.  En los hechos, sin embargo, Erasmus significa nueve meses de borracheras sin par y encuentros constantes con el sexo opuesto, y de vez en cuando algo de estudio para pasar fáciles exámenes. Salamanca es la capital del estudiantado Erasmus.  Y se nota.

Hay unos 160.000 habitantes en Salamanca, de los cuales 30.000 son estudiantes, muchos de los cuales deambulan durante el día (y la noche) por las callejuelas perfectamente ordenadas de la Ciudad Vieja.  La belleza de los edificios en esta parte de la ciudad es apabullante.  Cientos de figuras talladas en las fachadas platerescas de arenisca de la Universidad, la Catedral y otros lugares asombran y confunden, provocan admiración por los expertos artistas del Siglo XVI que parecen haber transformado las nuevas riquezas halladas en el Nuevo Mundo en construcciones a ser recordadas por siempre.  Por si fuera poco también hay un excelente museo sobre Art Decó y Art Noveau, otro de Arte Moderno, uno de Comercio en la ciudad, y otros espacios dedicados a la cultura.  Salamanca vive de día y de noche, cuando su Plaza Mayor (la más armónica de España) se ilumina en tonos dorados, como la planicie circundante que en tiempos primaverales se parece más a la fértil llanura pampeana que a la seca meseta castellana.

Para descansar un poco de tanto arte y tanta cerveza, recomiendo viajar una hora y media hacia el sur de la ciudad, donde se encuentra la Sierra de Béjar y la Sierra de Francia.  Aún con 30 grados en el camino, las montañas se mantienen nevadas, y a sus pies se levantan hermosas villas de casas de piedra y madera, estrechas callejuelas, caballos y burros españoles pastando en una campiña de ensueño.  El pueblo de Candelario es justamente la imagen que uno tiene de un tranquilo pueblo montañés, con acequias de agua de deshielo corriendo calle abajo, y fuentes naturales cada tantas manzanas.  Cuando uno se aburre de tanto paisaje bucólico, es la hora de volver a la ciudad salmantina (gentilicio de Salamanca).

Para visitar Salamanca se necesita calcular su noche.  Si uno quiere pasar dos días en sus monumentos, conviene quedarse tres o hasta cuatro, para acomodar las extensas salidas nocturnas, y aún así hay que tener cuidado de volver a casa antes de las 8 de la mañana, cuando podemos pasar por una churrería por una taza de espeso chocolate caliente y unos churros delgados y curvos (por ARS 12.50).  Algunos consejos más: al ser una ciudad estudiantil, dejamos atrás a los turistas alemanes y almorzamos con los estudiantes en un comedor mirando a la Ciudad Vieja a través de grandes ventanales, donde un almuerzo completo cuesta 4.60 Euros (unos ARS 22.50). Los contenidos del menú diario se describen en el periódico semanal estudiantil.  En Salamanca, todo parece estar preparado para el disfrute.


El servicio al turista y el empleado público

España es un país de empleados públicos.  Todos se presentan a “oposiciones” (concursos) para conseguir un empleo en el Estado.  Una vez conseguido el puesto, ya no hay quién te aparte de él.  Los sueldos en la administración pública suelen superar a los de los empleos privados, que abundan generalmente en el área de los servicios (restaurantes y demás) dirigidos al poblador local y al turismo nacional e internacional.  Siendo un país que ahora más que nunca depende del turista, España parece poco preocupada por atenderlo.  En los pueblos medianos la estación de buses carece de lugar donde dejar la mochila o valija, los puntos de información turística cierran en horas de la siesta o están cerrados del todo, y los lunes son días en los que ver alguna atracción abierta al público es una ilusión.  Los museos son muchos y modernos, pero no explican lo suficiente acerca de su acervo o de la zona donde se ubican, y uno sale casi tan ignorante como cuando entró.  Los cuidadores de los pequeños lugares y los empleados de algunos puestos de información turística oficiales suelen brindar más información relevante que las placas preparadas por algún licenciado.

  Aquí falla el Estado, y los privados (y de forma independiente de su puesto ciertos empleados estatales) ocupan el hueco: dueños y encargados de cafeterías y sucedáneos ayudan al viajero a enterarse de la historia del lugar, a cuidarle el equipaje mientras da una vuelta entre bus y bus, incluso lo introducen, y a veces sin requerir pago alguno, en el maravilloso mundo de los vinos locales o los bocadillos que cambian de pueblo a pueblo. Infraestructura hay, dinero en folletos explicativos se gasta y mucho, pero falta el servicio, y falta una concepción integradora y pedagógica de lo que se ofrece.  España tiene que despertarse si quiere salir alguna vez de su agujero provincial.

Pequeña recomendación: hagan click en las fotos para poder verlas por separado y click nuevamente para verlas magnificadas.

 Una parte de Salamanca entre el día y la locura nocturna
El Plateresco en su maximo esplendor.  La arenisca esculpida por manos expertas.

Una villa perfecta en las montañas: Candelario (Sierra de Béjar) en el mes de Mayo.

 Ejemplo de un museo en Ciudad Rodrigo.  Algo tiene que cambiar...
Los perfectos trenes españoles: viajar con estilo.

Se viene: Zamora y los pueblos del Duero, hacia Valladolid.  Desde los Reyes Católicos a Felipe II y otras cosas más.


domingo, 23 de mayo de 2010

Urbanizaciones

Un punto importante a considerar en relación a las urbanizaciones: al ser caros y tal vez pequeños los apartamentos dentro de los pueblos y ciudades, muchas personas optaron por comprar casas en las urbanizaciones descriptas en mi ultimo post.  Estas casas eran relativamente más baratas al estar construídas en terrenos un poco alejados de cada centro, pues antes eran terreno abierto o baldío.  Los ayuntamientos de cada lugar fueron los responsables de aprovar la construcción de estos barrios, y es allí a donde se podría haber cambiado la dirección del desarrollo inmobiliario.  Obviamente, había mucho dinero de por medio como para evitar la "americanización" del paisaje hacia un conjunto de suburbios.  Luego ampliaré sobre el tema para ver si el fenómeno es español o se circumscribe especialmente a la zona de Madrid.

viernes, 21 de mayo de 2010

Los alrededores de Madrid (1): Alcalá de Henares, Manzanares El Real, El Escorial

No hay dudas que Madrid es una gran ciudad, divertida, original, con cultura.  ¿Pero que sucedería si uno se adentra en las afueras de la ciudad?  Después de todo no todos los españoles viven en La Latina (el "Palermo Soho" local).

Por eso mismo me hospedé en San Fernando de Henares, a solo 20 minutos de la Plaza del Sol.  San Fernando es como cualquier otro suburbio fuera de una ciudad, algunos edificios, mercados, autos, y gente.  Pero también es la puerta de entrada para visitar ciudades y conurbaciones cercanas.

En una de ellas, llamada Mejorada del Campo, un solo hombre, llamado Justo Gallego, ha estado construyendo una Catedral por más de 35 años.  Justo ya ha pasado los 80, y a diferencia de Gaudí, su mas cercano antecesor, parece tener a todas las instituciones en contra.  Es facilmente lo más interesante que hay para ver en Mejorada y sus alrededores, y sin embargo no aparece en los miles de carteles que señalan hasta los mínimos detalles en España, ni tampoco en las guías turísticas.  La Basilica está abierta al público hasta las 18 horas, con entrada gratuita y la conversación amable de Justo si no está soldando o cargando algo.  Yo no llegué a verlo, pero hablé con una pareja de turistas que había estado con el unos minutos antes.  Si el lector es madrileño, hagase el favor y pase por allí.  Si es argentino, aproveche el transporte público para realizar una vuelta que incluya también a Alcalá de Henares.

Alcalá de Henares es un tesoro histórico y cultural más que conocido, pero muchas veces pasado de alto debido a su cercanía a Madrid y su menor orden de importancia tras las joyas de Segovia y Toledo.  Generalmente el viajero dispone de solo unos pocos días para los alrededores de cualquier destino, y entonces Alcalá queda en general fuera del circuito.

Pero si no se visita se pierde la oportunidad de entrar a su famosa Universidad, el primer campus académico creado en el mundo, y así conocer el auditorio donde se entregan los premios Cervantes (los mas importantes en literatura en Español) y los edificios y patios internos de los Siglos XVI y XVII. La Universidad de Alcalá provoca la rara sensación de estar a donde muchas tradiciones académicas han sido creadas. Este es el lugar a donde se les ponía orejas de burro reales a los que no lograban defender su tesis de doctorado, y también donde se doctoró la primera mujer en España.  Los pobres también podían acceder a sus aulas, si bien debían servir a los estudiantes más ricos cuando estos lo requerían.  Para cualquiera que haya pasado parte de su vida en el mundo académico, leer las palabras “Plus Ultra” en su fachada es emocionante.  Mas allá es adonde queremos llegar con nuestro conocimiento, y es en las calles históricas y encolumnadas de Alcalá donde este impulso cobró ánimo vital.

Alcalá también posee un hermoso centro histórico, muchos bares para pedirse una clara (media cerveza, media Sprite o 7Up) acompañada sin pago extra de tostas (tostadas gigantes) de jamón o con otras cosas, y dos o tres museos interesantes, además de la llamada “casa de Cervantes”, que representa al lugar donde el escritor vivió.

Manzanares El Real, o el reino de los domingueros

Al norte de Madrid se encuentra la Sierra de Guadarrama.  Uno pensaría que estando tan cerca de la capital este debe ser un lugar muy urbanizado y decepcionante. Sin embargo, aunque hay algunas ciudades compuestas por filas de modernas casas impersonales e idénticas unas de otras,  hay también pequeños pueblos con personalidad e historia, bajo una serranía verde con picos de piedra imponentes, que permiten varios tipos de escaladas especializadas.  Manzanares El Real se encuentra en la parte alta de la cuenca del río Manzanares, y además de ser un buen punto de comienzo para varias caminatas posee el castillo mejor conservado, o mejor dicho, mejor restaurado de toda la Comunidad de Madrid.  Esto puede no parecer mucho, pero hay que recordar que estamos en tierra de castillos, y el de Manzanares no sufre en comparación.  El mayor problema para visitar esta área lo componen los “domingueros”, hordas de madrileños que invaden cada centímetro de sendero en medio de la naturaleza y lo convierten en una caminata por el Shopping local, de los que abundan en toda el área circundante a la ciudad.  Uno puede elegir el fin de semana o los días laborables mas tranquilos dependiendo de la experiencia cultural que uno desee pasar.

El Escorial: las urbanizaciones y el monumentalismo real.

Los adjetivos que le corresponden al Monasterio Real de San Lorenzo de El Escorial son conocidos por todos. Es un monumento a la tozudez real, a las ansias de grandiosidad eterna, y al aire acondicionado “natural”.  No voy a decir mucho sobre este sitio, salvo que merece ser visitado muñidos de un buen abrigo.  El edificio es tan grande, que sus interiores están helados, enfriados por las ingentes cantidades de piedra, a su alrededor.  El pueblo tras el monasterio es un lugar agradable y algo caro, donde pasar algunos momentos bebiendo una horchata o una cerveza mientras se contempla la monstruosidad creada por Felipe II.

Su contraparte moderna son las llamadas “urbanizaciones”.  Una urbanización es un barrio completo creado de cero, cuyas casas responden a un idéntico modelo arquitectónico con mínimas diferencias y las que generalmente requieren un vehículo particular para movilizarse.  Son un estadio intermedio entre un country cerrado y un barrio normal, ya que el bus público entra en ellas y no existe una barrera o un guardia privado en su entrada. Pero socialmente se parece mucho a un barrio cerrado, con familias de poder adquisitivo medio-alto que desean separarse del resto de la sociedad, que quieren ver a sus niños jugar en el parque de la urbanización desde el único café mientras comentan las novedades del día con sus vecinas.  Las “urbanizaciones” son un agregado artificial y un desastre turístico-cultural cuyo precio España va a pagar en el futuro.  Son un testamento más de la burbuja inmobiliaria de 2001-2008 y la voracidad sin límites de los desarrolladores y los bancos, que dejan un tendal de deudores hipotecarios tras de sí. Pero hay que reconocer que las casas mismas son agradables y poseen todas las comodidades.  Son prisiones de lujo para los esclavos modernos que deben trabajar 30 o 40 años más para terminar de pagarlas.  Muchos de nosotros nunca vamos a tener una casa con duchas con monocomando y fuerte presión de continua agua caliente, horno empotrado, doble heladera, mas baños que habitantes ni máquina de café Express automática, pero nuestra frugalidad producto de vivir en crisis continuas nos permiten ahora vernos libres de estas ataduras.  Cuidado el que pide progreso, que sus plegarias pueden llegar a ser respondidas.

Un solo hombre y muchos años de esfuerzo: La Catedral De Mejorada del Campo


Para defensa y comodidad del señor Duque, con buenas vistas del lago y la Sierra de Guadarrama, en Manzanares el Real.


Este no lo hizo una persona sola: El Escorial en toda su majestuosidad (solo se ve una parte)

Les debo las fotos de las "urbanizaciones" para un futuro post.  Descansen y vivan la vida, que reyes y plebeyos al final terminan en el mismo lugar.

lunes, 17 de mayo de 2010

Cuenca: El Estado de Bienestar Español

Cuenca es una ciudad histórica a la par de Toledo o Segovia. Su centro histórico se levanta sobre un estrecho cerro rodeado de ríos, cual fortaleza inexpugnable. Bajo el cerro, se extiende la ciudad moderna. La ciudad tiene ahora unos 45.000 habitantes, y aunque esto quiera decir que muchos de ellos se conocen y reconocen por sus calles, Cuenca posee las facilidades de una verdadera capital.

Para una persona proveniente de Latinoamérica, el nivel de la infraestructura conquense simplemente apabulla. Una biblioteca pública de varias plantas ofrece la posibilidad de retirar gratuitamente películas en DVD de todo el mundo, un piso dedicado a los niños les permite adentrarse en el mundo de la lectura de forma amena, cursos iniciales sobre culturas árabes, y china, y cursos de distintos idiomas son ofrecidos. Todas las calles de la ciudad son asfaltadas, hay semáforos peatonales en todas las esquinas posibles, hay carteles indicando todo una y otra…y otra vez. Parece una saturación de la modernidad, la imagen de progreso de alguien obsesivo, nada librado al libre albedrío del conductor o peatón.


También hay un sistema de alquiler de bicicletas públicas, convenientemente preparadas para subir la cuesta de la Ciudad Vieja. Pidiendo una tarjeta-chip de € 5 válida por un año el visitante puede retirar las bicicletas de varios puntos automatizados pasando su tarjeta por un ojo electrónico, y devolverlas en otro punto media hora más tarde. Es poco tiempo de uso, el suficiente para ir de un lugar al otro, pero no para pasear. Después de todo, es un servicio para el poblador local, no para nosotros, que estamos de paso.

Hay por lo menos tres museos importantes en la ciudad. El Museo de Ciencias parece llegado del futuro. En sus dos plantas posee exposiciones explicando el desarrollo de la vida en la Tierra, distintos aspectos de la Conquista del Espacio, experimentos relacionados con la generación de energía, una sala de proyecciones y hasta un planetario. El museo es participativo, así que uno puede por ejemplo manejar un Rover espacial sobre la superficie marciana y probar el efecto del vacío sobre la velocidad de caída de los objetos ¿La entrada a semejante lugar? € 1,30. Menos de $ 10 argentinos. Esto es sin descuentos, claro, y en mi caso ingresé gratuitamente por ser el fin de semana “de los museos”. Claramente tenemos un concepto muy distinto de “crisis” en nuestros países del sur. Laura, mi host local, me aclara que el congelamiento de las inversiones significa que ahora comienza el ahorro en este tipo de emprendimientos. En este momento, antes de los posibles recortes, el Estado Benefactor en España, como se refleja en Cuenca, ha sobrepasado cualquier sueño febril de un reformista Argentino.

En Cuenca está también el Museo de Arte Abstracto, reputadamente el mejor de España, y otro museo más dedicado a nuevos artistas, a donde me encontré sin buscarlo un original de Warhol. Estos dos museos están dentro de casas al borde de la colina, sobre altos acantilados de piedra, con vistas de ensueño hacia la ciudad moderna, el valle y las montañas más allá. Y no es el final de las atracciones ni de las sorpresas.

El cura en una de las tantas iglesias antiguas me dice que debe cerrarla, que se lo espera para dar misa en la imponente Catedral central. La iglesia esta cerca de la base del cerro, así que supongo que caminaremos cuesta arriba por varias escaleras o calles empinadas. A no temer, puesto que hace pocos años se inauguró un estacionamiento en el corazón de la montaña, de tres o cuatro plantas, más oficinas y otras cosas. Así que ingresamos por un amplio túnel a un ascensor, y subimos siete pisos por dentro del cerro hasta uno de sus puntos panorámicos. Desde aquí hasta la Catedral y la Plaza Mayor en las alturas, hay solo una pequeña caminata. Ya no me parece una ciudad, sino Disneyland y su “World of Tommorrow”.

No he nombrado los varios parques, escuelas públicas, la Universidad de Castilla-La Mancha, hipermercado, comercios de todo tipo, Escuela de Arte, la Diputación (gobernación) de la provincia de Cuenca, bares y paseos, y un tremendo Auditorio con cómodos asientos y pisos de madera lustrada a donde veo en escena a una compañía del Teatro Negro de Praga. ¿Les conté que en Cuenca hay sólo 45.000 habitantes? ¿Cuántos de ellos serán conscientes de la riqueza que desborda por sus calles y de sus bloques de nuevos apartamentos? Cuenca es solo una de las tantas ciudades españolas. Creo que hice bien conociendo una pequeña capital provincial antes de llegar a la lujosa Salamanca, para irme acostumbrando a tanto exceso (o infraestructura absolutamente necesaria, depende de cómo se lo mire). ¿Y qué pasó en Salamanca? Lo sabrán en las próximas entregas de esta crónica.

Notas al margen:

- La burbuja inmobiliaria existió, pero el nivel de las construcciones resultantes parece ser excelente, como en los mejores emprendimientos de Puerto Madero o Palermo.

- La población en Cuenca que se ve por las calles es de edad avanzada. Parece que los jóvenes no permanecen por la zona, o por lo menos no se los observa. En cambio Madrid rebosa de juventud, especialmente en el barrio de La Latina.

- Hay familias españolas que adoptan niños en China. He visto algunos ejemplos de familias con hijos propios y otros adoptados allí. Esto no es común en Argentina.

- Todavía no he logrado descifrar el sistema español para pagar un almuerzo. Todos te invitan y no te dejan pagar tú trago o tú parte de la comida, pero luego no se sabe con certeza cuando se espera de uno invitar a la otra persona a su vez. ¿Es un regalo? ¿Se “devuelve” en la próxima comida? ¿Se ofenderán mucho si uno pide pagar su parte cada vez? Mejor averiguo la forma correcta de actuar pronto, porque parece ser un asunto de suma importancia para la identidad española.





La Biblioteca Pública


DVDs para ver en casa gratuitamente

El area de los chicos y no tan chicos

El Museo de Ciencias (1)

El Museo de Ciencias (2)


Sistema público de alquiler de bicicletas

La Ciudad Vieja de Cuenca

viernes, 14 de mayo de 2010

Madrid: el gigantismo español

Cuando se llega a Madrid luego de un vuelo de 12 horas, hay algunas impresiones que arremeten ya en las primeras horas de la estadía. La primera de ellas es el gigantismo. Desde el Aeropuerto de Barajas hasta los “intercambiadores” del Metro, todo es inmenso, inconmensurable, y a fin de cuentas distópico. Eternos pasillos perfectamente señalizados llevan de una estación a otra, entre terminales de donde salen aviones, trenes, buses, líneas de metro, y uno sospecha que en algún lado también se encuentra la salida hacia la ciudad. Es el optimismo Europeo el que lo tiñe todo, y es la uniformidad la que cubre con un manto de conformismo a las estaciones y a sus usuarios, generalmente protegidos por audífonos conectados a toda clase de aparatos, desde e-books hasta pantallas ultra-finas donde ven series de TV, o el omnipresente I-Pod y sus gemelos. La estación Chamartín caracteriza muy bien esta sensación futurista del presente: cuatro pisos interconectados por escaleras mecánicas y ascensores que llevan a dos líneas de metro y el ferrocarril, y al fondo de los pisos, una proyección sobre el muro cóncavo mostrando una catarata continua de agua virtual en azul brillante. Algún urbanista madrileño parece tener un sentido del humor perverso, pues frente a la catarata virtual gigante, en la estación de metro gigante, rodeado de autómatas humanos, uno está adentro de Matrix. No de la película, sino en su versión real. Bienvenidos a la Europa del año 2010.

Cuando se entra al Metro, lo primero que hay que hacer es elegir un boleto. Cosa que no es tan fácil, porque hay muchos tipos posibles. De un viaje, de diez, abonos múltiples que sirven para distintas extensiones de líneas, combinaciones, etc. Soy un turista sudaca en esta zona liminal entre Argentina y la “verdadera” Europa, así que saco (de la máquina automática que acepta todo tipo de medios de pago) un abono turístico de dos días, que me permite utilizar toda la red madrileña de metro y bus por sólo € 8,80. Ese mismo día, tomo a propósito una de las líneas de metro liviano que viaja por la superficie y también bajo tierra, para ver como son los suburbios al norte de la ciudad. Edificios uniformes cual Puerto Madero sin agua, cafés fast-food y centros comerciales, terrenos baldíos perfectamente limpios, estudiantes de botas altas y minifaldas.

Las mujeres madrileñas son hermosas. Tanto o más que las porteñas. Siempre impecablemente vestidas, botas y medias negras, pollerita o mini, campera de jean o un traje, accesorios y demás. Todo Madrid parece lleno de secretarias modernas, chicas universitarias, señoras elegantes, trajes y más trajes. Con mi backpack lleno y la mirada perdida, desentono del entorno. Por lo menos no soy el único que mira el mapa del metro. El gigantismo tiene su precio, los locales tampoco saben sin mirar como ir de un lugar al otro.

Así se come en Madrid: a la mañana, un desayuno, o sea café con leche, un bollo (una factura gigante, igual a tres facturas argentinas), y zumo de naranja natural. A las dos o tres de la tarde, la comida del mediodía. O sea, cantidades ingentes de cerdo, pescado, y algunos vegetales, repartidos entre entradas, plato principal, postre o café y una bebida. Y sí, los oficinistas almuerzan así todos los días. Acompaño a un Couch Surfer y un amigo a comer en el comedor de la Universidad de Comillas (algo como la UCA porteña). Alcauciles con jamón, pollo a la pimienta, torta de manzanas y una Coca-Cola, todo por € 6.65. No tengo idea como voy a mantenerme en forma en España, ni como la gente aquí no parece ser obesa. Debe haber una solución. A eso de las nueve de la noche, voy de tapas con un austríaco llamado Pepe, al que le gustan Los Fabulosos Cadillacs, un venezolano previamente ilegal, y Rocío, mi host en la ciudad. Esto es, vasos de cerveza acompañados de platitos con frutos de mar, gazpacho o productos porcinos. Grasas y alcohol, ¡justo lo que mi cuerpo necesita! Tal vez el vino tinto logre reducir el daño a mi sistema. Hago una prueba y luego les cuento.