lunes, 17 de mayo de 2010

Cuenca: El Estado de Bienestar Español

Cuenca es una ciudad histórica a la par de Toledo o Segovia. Su centro histórico se levanta sobre un estrecho cerro rodeado de ríos, cual fortaleza inexpugnable. Bajo el cerro, se extiende la ciudad moderna. La ciudad tiene ahora unos 45.000 habitantes, y aunque esto quiera decir que muchos de ellos se conocen y reconocen por sus calles, Cuenca posee las facilidades de una verdadera capital.

Para una persona proveniente de Latinoamérica, el nivel de la infraestructura conquense simplemente apabulla. Una biblioteca pública de varias plantas ofrece la posibilidad de retirar gratuitamente películas en DVD de todo el mundo, un piso dedicado a los niños les permite adentrarse en el mundo de la lectura de forma amena, cursos iniciales sobre culturas árabes, y china, y cursos de distintos idiomas son ofrecidos. Todas las calles de la ciudad son asfaltadas, hay semáforos peatonales en todas las esquinas posibles, hay carteles indicando todo una y otra…y otra vez. Parece una saturación de la modernidad, la imagen de progreso de alguien obsesivo, nada librado al libre albedrío del conductor o peatón.


También hay un sistema de alquiler de bicicletas públicas, convenientemente preparadas para subir la cuesta de la Ciudad Vieja. Pidiendo una tarjeta-chip de € 5 válida por un año el visitante puede retirar las bicicletas de varios puntos automatizados pasando su tarjeta por un ojo electrónico, y devolverlas en otro punto media hora más tarde. Es poco tiempo de uso, el suficiente para ir de un lugar al otro, pero no para pasear. Después de todo, es un servicio para el poblador local, no para nosotros, que estamos de paso.

Hay por lo menos tres museos importantes en la ciudad. El Museo de Ciencias parece llegado del futuro. En sus dos plantas posee exposiciones explicando el desarrollo de la vida en la Tierra, distintos aspectos de la Conquista del Espacio, experimentos relacionados con la generación de energía, una sala de proyecciones y hasta un planetario. El museo es participativo, así que uno puede por ejemplo manejar un Rover espacial sobre la superficie marciana y probar el efecto del vacío sobre la velocidad de caída de los objetos ¿La entrada a semejante lugar? € 1,30. Menos de $ 10 argentinos. Esto es sin descuentos, claro, y en mi caso ingresé gratuitamente por ser el fin de semana “de los museos”. Claramente tenemos un concepto muy distinto de “crisis” en nuestros países del sur. Laura, mi host local, me aclara que el congelamiento de las inversiones significa que ahora comienza el ahorro en este tipo de emprendimientos. En este momento, antes de los posibles recortes, el Estado Benefactor en España, como se refleja en Cuenca, ha sobrepasado cualquier sueño febril de un reformista Argentino.

En Cuenca está también el Museo de Arte Abstracto, reputadamente el mejor de España, y otro museo más dedicado a nuevos artistas, a donde me encontré sin buscarlo un original de Warhol. Estos dos museos están dentro de casas al borde de la colina, sobre altos acantilados de piedra, con vistas de ensueño hacia la ciudad moderna, el valle y las montañas más allá. Y no es el final de las atracciones ni de las sorpresas.

El cura en una de las tantas iglesias antiguas me dice que debe cerrarla, que se lo espera para dar misa en la imponente Catedral central. La iglesia esta cerca de la base del cerro, así que supongo que caminaremos cuesta arriba por varias escaleras o calles empinadas. A no temer, puesto que hace pocos años se inauguró un estacionamiento en el corazón de la montaña, de tres o cuatro plantas, más oficinas y otras cosas. Así que ingresamos por un amplio túnel a un ascensor, y subimos siete pisos por dentro del cerro hasta uno de sus puntos panorámicos. Desde aquí hasta la Catedral y la Plaza Mayor en las alturas, hay solo una pequeña caminata. Ya no me parece una ciudad, sino Disneyland y su “World of Tommorrow”.

No he nombrado los varios parques, escuelas públicas, la Universidad de Castilla-La Mancha, hipermercado, comercios de todo tipo, Escuela de Arte, la Diputación (gobernación) de la provincia de Cuenca, bares y paseos, y un tremendo Auditorio con cómodos asientos y pisos de madera lustrada a donde veo en escena a una compañía del Teatro Negro de Praga. ¿Les conté que en Cuenca hay sólo 45.000 habitantes? ¿Cuántos de ellos serán conscientes de la riqueza que desborda por sus calles y de sus bloques de nuevos apartamentos? Cuenca es solo una de las tantas ciudades españolas. Creo que hice bien conociendo una pequeña capital provincial antes de llegar a la lujosa Salamanca, para irme acostumbrando a tanto exceso (o infraestructura absolutamente necesaria, depende de cómo se lo mire). ¿Y qué pasó en Salamanca? Lo sabrán en las próximas entregas de esta crónica.

Notas al margen:

- La burbuja inmobiliaria existió, pero el nivel de las construcciones resultantes parece ser excelente, como en los mejores emprendimientos de Puerto Madero o Palermo.

- La población en Cuenca que se ve por las calles es de edad avanzada. Parece que los jóvenes no permanecen por la zona, o por lo menos no se los observa. En cambio Madrid rebosa de juventud, especialmente en el barrio de La Latina.

- Hay familias españolas que adoptan niños en China. He visto algunos ejemplos de familias con hijos propios y otros adoptados allí. Esto no es común en Argentina.

- Todavía no he logrado descifrar el sistema español para pagar un almuerzo. Todos te invitan y no te dejan pagar tú trago o tú parte de la comida, pero luego no se sabe con certeza cuando se espera de uno invitar a la otra persona a su vez. ¿Es un regalo? ¿Se “devuelve” en la próxima comida? ¿Se ofenderán mucho si uno pide pagar su parte cada vez? Mejor averiguo la forma correcta de actuar pronto, porque parece ser un asunto de suma importancia para la identidad española.





La Biblioteca Pública


DVDs para ver en casa gratuitamente

El area de los chicos y no tan chicos

El Museo de Ciencias (1)

El Museo de Ciencias (2)


Sistema público de alquiler de bicicletas

La Ciudad Vieja de Cuenca

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